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El Municipio de Quilmes invirtió 10 millones de pesos en una escuela de arte que nunca se realizó

Por: Agustina Mauderli

El Centro Cultural Escuela Municipal de Bellas Artes (EMBA) se encuentra en el Municipio de Quilmes, al sur de Capital Federal; el gobierno del intendente kirchnerista Francisco “Barba” Gutiérrez, invirtió 10 millones de pesos en la obra, una de las tantas que el gobierno de Martiniano Molina tuvo que rescindir a causa de estar paralizada.

Foto de 2014, funcionarios públicos con la maqueta del proyecto Centro Cultural Escuela Municipal de Bellas Artes. De izquierda a derecha: Héctor Bandera (Ex Secretario de Cultura y Educación), Alberto de Fazio (ex Diputado Provincial), Francisco "Barba" Gutiérrez (ex intendente de Quilmes) y Roxana Gonzáles (arquitecta a cargo de la obra).

Al lado de la Municipalidad de Quilmes, en la esquina de Alberdi y Paz, se encuentran los portones de chapa empapelados con publicidad electoral que tapan el lote lleno de escombros de la futura escuela de arte de Quilmes. El cartel celeste de la Presidencia de la Nación resalta en contraste a la fachada destruida del Corralón Municipal. “Haciendo lo que hay que hacer”, rezan las letras del cartel sobre una foto de obreros construyendo; una imagen desmentida por el paso de los años.

La empresa Ashoka Construcciones S.A., a cargo de Guillermo H. Estremero, Eduardo G. Moroni y Julio Daniel Godoy, comenzó a construir la obra pública Centro Cultural EMBA el 19 de diciembre de 2014. El monto de contrato inicial era de $54.642.303,59, con un anticipo financiero del 20%. La finalización estaba pautada con un plazo de 365 días extendible a 30 meses. La contratista ganadora de la licitación pública recibió 10 millones de pesos y cumplimentó 9,84% de la obra hasta el 5 de septiembre de 2018, cuando la obra fue paralizada y tomada en posesión por el municipio. Un año después las únicas tres columnas que habían levantado ya no están, pero el cartel sigue en pie y el terreno municipal sin uso.

​Según el expediente de obra N° 4091-17674-D-2014, la Contratista alegó que se tardaba en construir y había escasa presencia de personal como consecuencia de la falta de aprobación de redeterminaciones del precio. “Ellos aducían que no habían cobrado redeterminaciones del precio, que esta obra tenía; es raro, porque las obras de arquitectura no tienen”, explica el ex Jefe de Gabinete de Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de Quilmes del gobierno saliente, Cristian Oquendo Muñoz.

De este mismo documento surge que la obra fue rescindida por el Municipio ante los incumplimientos injustificados de la empresa licitada, habiendo sido intimada previamente.
 

La empresa Ashoka Construcciones S.A., a cargo de Guillermo H. Estremero, Eduardo G. Moroni y Julio Daniel Godoy, comenzó a construir la obra pública Centro Cultural EMBA el 19 de diciembre de 2014. El monto de contrato inicial era de $54.642.303,59, con un anticipo financiero del 20%. La finalización estaba pautada con un plazo de 365 días extendible a 30 meses. La contratista ganadora de la licitación pública recibió 10 millones de pesos y cumplimentó 9,84% de la obra hasta el 5 de septiembre de 2018, cuando la obra fue paralizada y tomada en posesión por el municipio. Un año después las únicas tres columnas que habían levantado ya no están, pero el cartel sigue en pie y el terreno municipal sin uso.

Los orígenes de la obra se remontan a 2014; en el marco del Plan Nacional de Igualdad Cultural promovido por el Ministerio de Planificacion Federal, Inversion Publica y Servicios, comenzó el proyecto de construcción de la obra pública Centro Cultural Escuela Municipal de Bellas Artes en Quilmes. Ese mismo año, la obra se paralizó.

 

“Se enmarca en un compromiso que hizo el compañero Néstor Kirchner en 2009 cuando nos preguntó qué obras del Bicentenario queríamos para Quilmes y nosotros propusimos tres: el Teatro, el estadio municipal y el nuevo edificio de la EMBA, porque el edificio antiguo del Municipio no está preparado para funcionar como una escuela. Hoy se cumple la palabra de Néstor”, dijo Francisco “Barba” Gutiérrez, intendente de turno del municipio de Quilmes hasta 2015, en la presentación del proyecto ante el cuerpo educativo y estudiantil de la institución. 

El gobierno de Martiniano Molina recibe la obra con un avance del 7,33% cuando ya se le había pagado a la contratista algo más del diez por ciento del anticipo financiero ($5.842.792,42), adeudándose el resto. Inés Rodríguez de Ashoka Construcciones S.A. cuenta que el anticipo se pagó mitad en 2014 y mitad en 2017, en total 10 millones de pesos: “se empezó la obra, pero se hizo mucho a pérdida por el tiempo que pasó; se dejó porque hubieron seis certificados sin abonar”, explica.

La empresa que ganó la licitación pública en 2014, cuenta hoy con una deuda irrecuperable con el Banco Central de $83.405.000 y 1080 cheques rechazados por falta de fondos equivalentes a $92.850.350. La última contratación que figura en la base de datos de NOSIS es de hace tres meses para la “construcción de espacios para expresión corporal y educación física” en la Universidad Nacional de Hurlingham por $19.363.980. Posee once pedidos de quiebra en el 2019 y uno se remonta al 2016.

 

 

 

 

 

La construcción del nuevo edificio generó divergencias entre la EMBA y el gobierno de turno. La institución tiene un fuerte arraigo a su edificio actual y el futuro edificio no contaba con las necesidades de la escuela de arte. “Tengo un acta en la que las autoridades, el centro de estudiantes y docentes de la EMBA me piden que no se avance por el traspaso del edificio”, afirma Ariel Domene, ex Secretario de Cultura y Educación del gobierno vigente hasta el 10 de diciembre de 2019 y concejal de la UCR en 2015.

El proyecto realizado por Roxana González, ex secretaria de Obras Públicas del gobierno del “Barba” Gutiérrez, no cumple con ningún requisito que una escuela de arte debe tener y menos una escuela que cuenta con más de tres mil alumnos en tres turnos que muchas veces se superponen. “Esta obra no solo es importante para la escuela en sí, sino también para el entorno. Será un cambio urbanístico notable. Estamos muy contentos, agradecemos también a la empresa que trabaja a la par de nosotros”, dijo González en la presentación del nuevo edificio.

 

“Había que modificar el proyecto, porque no estaba contemplado nada, era un proyecto muy tirado de los pelos; por eso despertó la sospecha de toda la comunidad educativa”, relata Domene.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El proyecto fue consensuado con el Centro de Estudiantes de la EMBA y un profesor de cada área; sin embargo, nunca se le comunicó a nadie los avances o retrocesos de la obra. El plan del edificio final nunca fue proyectado a los integrantes de la escuela, se hizo una presentación con un diseño tentativo que fue sumamente criticado por todos los sectores de la institución; ni los directivos ni los concejales de la oposición tuvieron acceso a los planos, solo los manejaba la secretaría de obras públicas.

La actual directora de la escuela, Marta Ruiz, asume en octubre de 2015; dos años más tarde adquiere los planos del nuevo edificio: “Le faltaba espacio y no había criterio académico para haberlo hecho”, expresa.

 

El edificio contaba con un subsuelo y tres pisos en un cuarto de manzana. La EMBA cuenta hoy con 12 pisos y un subsuelo en un sexto de la manzana. La biblioteca ocupa medio piso y la querían pasar a una habitación de 5x3. Habían diseñado un anfiteatro al aire libre, el cual se podría haber usado solo en los meses de receso. El buffet tenía más espacio designado que el sala de pintura. El teatro interno no tenía camarines, ni lugar para la iluminación, ni ventilación, ni profundidad en el escenario. 

 

El aula de escultura no poseía decantadores, las cañerías de ese piso iban a ser tapadas el primer día de uso por los materiales. “La escuela necesita hornos y cierta acústica y no estaba contemplado nada de eso”, finaliza Oquendo Muñoz.

“Los legisladores tienen que trabajar mucho en legislar; cuando se legisla por conveniencia política se legisla mal. Creo que esto pasó, el gobierno nacional reparte cosas que parecen muy lindas, pero no son las necesarias ni las  imprescindibles, ni las adecuadas. Para construir algo que no sirva mejor no hagamos nada”, sentencia la directora.

La solución de mutuo acuerdo fue rescindir la obra; “se recibió en el porcentaje que estaba, Ashoka no quería continuar”, recuerda Oquendo Muñoz de cuando se reunió con el abogado de la Arquitecta Silvina Seghezzo (representante técnica), quien le expresó que ellos eran conocedores de la falta de dinero dentro del municipio y que no estaban interesados en continuar. 

 

En 2016, inicio del gobierno de Mauricio Macri, se midió el nivel más elevado de inflación anual hasta ese momento del 40,3%; al mismo tiempo, el año cerró con aumentos en el déficit fiscal (4,6% del PBI). Ante esta crisis económica, el Estado decidió cortar los subsidios enviados para la construcción de los centros culturales y dar los proyectos de baja. “El adelanto financiero ya lo tenía Quilmes, era una parte pequeña, y la empresa estaba ejecutando eso, entonces exigía el pago de certificados”, resume Martiniano Molina, ex intendente de Cambiemos.

 

“El Convenio de la obra en cuestión ha sido rescindida y se procedió a intimar al Municipio de Quilmes”, responde brevemente Ricardo Delgado, subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal, ante el pedido de información. A lo que agregó: “todo lo relativo a obras públicas puede ser solicitado por el ciudadano en el sistema informático de obras públicas del ministerio”; sin embargo, la obra en cuestión no se encuentra en esa página web.

La obra está rescindida, ya no está a cargo de Ashoka Construcciones S.A y no se continuará; hubieron 10 millones de pesos invertidos en cimientos, portones de chapas y tiempo perdidos. Las columnas que se habían levantado fueron desmanteladas el 25 de julio de 2018, pero ni el secretario de obras, ni el intendente estaban al tanto del hecho.

 

“Cuando nosotros asumimos hubo un proceso de judicialización de la obra pública, porque detrás de esta estaba el enriquecimiento ilícito y no nos queríamos comer un desprestigio. Cuando vos haces una obra que no tiene la recepción en la sociedad, la estas haciendo porque tenes otro beneficio”, opina Domene.

 

Mayra Mendoza, la flamante intendenta quilmeña, no dio a conocer sus planes en relación a la EMBA; Marta Ruiz espera que esta haga honor a las palabras que el cartel de la obra abandonada presume con un falso orgullo: “Haciendo lo que hay que hacer”.

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